viernes, 19 de octubre de 2007

AL FRACASO

No viniste al modo dramático, con dragones
de esos que se llevarían mi vida entre sus garras
y me arrojarían ya desecho tras las caravanas
con los caballos empanicados, ni como una frase
que se enuncia claramente para apaciguar lo que pudo perderse,
lo que sale del bolsillo y debe aguantar
lo gastos, ni como una fantasma al que se ve
ciertas mañanas correr por el pasto.

Son estas tardes sin sol en las que descubro
que te has instalado en mi hombro como el aburrimiento.
Los avellanos están cargados de silencio.
Soy consciente de que los días pasan más rápido que antes,
que huelen diferente. Y que una vez que quedan atrás
parecen arruinados. Ahí has estado por cierto tiempo.

Philip Larkin

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