¿Qué soy después de todo sino un chico, que escucha con deleite
su propio nombre, y lo repite una y otra vez?
Me hago a un lado y escucho –y no me canso nunca.
Lo mismo ha de ocurrirte con el tuyo;
¿pensabas que no había más que dos o tres maneras de pronunciar tu nombre?
Walt Whitman
sábado, 18 de junio de 2011
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