La bajita del rincón oscuro
Mamá quería que yo fuera mujer
y que no lloviera nueve meses al año
y que papá la sacara a bailar de vez en cuando.
Pero era más probable amanecer un día con tetas
o un cambio anómalo del clima,
antes que don Luis la convidara un bolero.
Hace varios años que mi madre dejó de soñar,
hoy aguarda la vejez como un último trámite.
Esa mujer que muchas mañanas
lavó y secó los pies que más tarde
una sola vez bailaron con ella,
se sienta todos los días en las gradas de su casa
a mirar el baile victorioso de la lluvia.
Y para atender mis llamadas,
cada vez menos frecuentes,
ya ni siquiera puede levantarse
por el peso de tanta música muerta en sus piernas.
Luis Chaves
lunes, 15 de octubre de 2007
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