martes, 12 de febrero de 2008

Ahora que el tiempo parece todo mío
y nadie me llama para el almuerzo o la cena,
ahora que puedo quedarme mirando
cómo se deshace una nube y cómo se destiñe,
cómo camina un gato por el techo
en el lujo inmenso de una exploración, ahora
que cada día me espera
la ilimitada extensión de una noche
donde no hay reclamo y ya no hay razón
de desnudarse aprisa para descansar dentro
de la cegadora dulzura de un cuerpo que me espera,
ahora que la mañana no tiene nunca principio
y silenciosa
me deja a mis proyectos
a todas las cadencias de la la voz, ahora
quisiera de improviso la prisión.


Patrizia Cavalli

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